30 septiembre 2007

Bienvenidos A La Antorcha




Grata Bienvenida a todos! Ruben Darìo Sanchez (Si, el de arriba, a imagen y semejanza)

19 septiembre 2007

ACID HUMOR



CORDOBA, CHACO, QUIEN SIGUE? EL PAIS ENTERO? POR FAVOR INSTAUREN EL VOTO ELECTRONICO DE UNA VEZ, DESPUES NOS PREGUNTAMOS PORQUE BRASIL ES POTENCIA SUDAMERICANA.(NO HABLO DE FUTBOL) :p

Cuentos para la Libertad


En este singular concurso he seleccionado el siguiente cuento. ganador del segundo premio literario, todos ellos escritos por un presidiario de una prision de maxima seguridad, pasen y vean:





¿Dónde está el amor?
por Pedro Toledo Zapata Cervera


Era la historia de un sauce como tantos otros que de tanto ver el maravilloso
bailar de las alondras se enamoró de una de ellas.
Empezaba la estación primaveral cuando, en una repentina tormenta calurosa
con sus vientos cambiantes, sus cielos embravecidos y con el caer de las
lluvias avasallantes y con furia, apareció una graciosa y pequeña avecilla
cruzaba los cielos con calma habitual entre bailes danzarines en las
correntadas calurosas se encontró sin refugio y temerosa de su fin.
Por los juegos de la vida, la casualidad, el destino, cayó embestida pro los
descomunales decirios de la vida sobre un gran sauce, a orillas de un arroyuelo
inmenso, gigante, lustroso ya que con las lluvias, relámpagos y la noche en
penumbras así se reflejaba.
Luego de una precipitosa caída en la que se golpeó con hojas, ramas y greisos
troncos detuvo su mal pasar a los pies del sauce.
Estando, ésta, así medio muerta… viendo su mal pasar… el gigante se apiadó,
enternecido, casi viendo el final, la muerte, la cubrió con sus largas y delgadas
ramas como queriendo protegerla.
Con el despertar de una mañana clara, iluminada como si todo lo sucedido no
fuese más que un recuerdo impensado, la alondra yacía muy débil como para
volar y aún menos para alimentarse o beber.
El gigante, como quien con las manos, un Buendía con sus ramas acercó al
ave al río para que pudiera beber, ésta en gesto como agradecimiento, divirtió
con sus vuelos al sauce que le dio amparo en su follaje en donde ella contruyó
un nido.
Un día cayó sobre el sauce una plaga de langostas, pero gracias a las aves,
guiadas por la alondra, se conformaron en una gran tropa que en minutos
acabó con la plaga, como devolviendo el favor que tuvo para con ellas el
gigante.
Transcurría el tiempo como volando, la primavera le dio paso al verano y éste a
la temporada de frío.
Aún cuando las demás estaban emprendiendo su época de migración hacia
confines más calurosos, ésta no hacía, no quería abandonar a su amigo, el
sauce.
A él, reflexionando y sabiendo que llegaría el tiempo en que debería
marcharse, se le entristeció el corazón y casi prematuramente las hojas
comenzaron a caérsele tal cual lágrimas.
Los días se fueron helando. El deseando el bien de la alondra comenzó a agitar
sus ramas para poder así echarla, con esto no tuvo más que marcharse,
acongojada, luchando con las inclemencias del tiempo, el frío, el viento y las
lluvias.
Luego de un tiempo volando y habiendo llevado varios kilómetros se le cruzó la
imagen de su amigo, sin explicación alguna y sin pensarlo pegó un embestido
retorno.
Cuando llegó, después de un par de días, con los últimos rayos del sol cuando
la tarde caía, aconteció que el sauce volteado de lado era arrasado por las
acaudaladas aguas. Ella como queriendo salvarlo lo aferró con su pico, aunque
luchó con fuerza desmedida todos su esfuerzos le fueron inútiles. Mirándola el
sauce le dijo: ¡Libérame!, sálvate tú, ésta con lágrimas en los ojos y viendo su
penar no hizo caso a sus palabras.
Momentos antes de su malogrado final el grande y majestuoso sauce deseó
ser un ave para librarse de sus raíces que tanta vida le habían dado.
Ya por la mañana hubo quienes vieron pasar arrastrados por las aguas a un
colosal sauce y a una pequeña alondra entre sus ramas, como si fueran una
pareja de enamorados suicidas.
¿Por qué los árboles no han de volar y de las aves enamorar?